Las 12 uvas afortunadas

jueves, 3 de enero de 2008


Desde los comienzos del Imperio Romano, el mes de enero se dedicaba al Dios, que mira hacia delante y hacia detrás, Bifronte(Janus). Lo representaban con dos rostros, uno barbudo y viejo y el otro joven, al año que se va y el principio del que viene.

Con el comienzo del año, los romanos se intercambiaban miel, dátiles e higos para olvidar el mal sabor de las cosas malas y que el año que empezaba fuera mas dulce. Esta costumbre romana fue consolidándose en Europa. Aquí, en Europa, se comenzó a utilizar las lentejas con la misma finalidad venturosa, de las que se dice que propician la prosperidad económica del año que empieza.

En España, la tradición de tomar las 12 uvas en la noche de fin de año a medianoche se remonta tan sólo a principios del siglo pasado, allá por el año 1909. Y esta costumbre se debe a meros intereses económicos, y no a motivos religiosos o culturales. En la Nochevieja de 1909, en un admirable esfuerzo imaginativo, los cosecheros de uva, consiguieron desprenderse de todo el excedente de uva. Inventaron el rito de tomar las uvas de la suerte en la última noche del año.

La tradición cuenta que tomarse las 12 uvas a medida que van sonando las campanadas de medianoche es una forma de comenzar el año con buen pie.

Y así nacen muchas de las costumbres que hoy nos parecen antiquísimas y solamente son el producto de una decisión afortunada.

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