¡¡Que paciencia hay que tener!!

miércoles, 20 de enero de 2010

Me ha llegado este correo a través de mi amigo Mauricio, lo trascribo tal cual, no le encuentro desperdicio.

Esta trascripción, aunque parezca exagerada, es verídica y exacta. Esto es una clase con 1º ESO (11/12 años) un jueves a 5ª hora. Sólo es un ejemplo.
Los nombres de los alumnos son ficticios para que su ignorancia quede en la intimidad de la clase.

-Yo: Bueno chicos, hoy vamos a estudiar el vocabulario de las comidas en inglés: copiad estas 5 categorías (las escribo en la pizarra) y escribís en cada columna todas las palabras que os sepáis.
-Amanda: ¿En inglés?
-Yo: Sí, mejor que en ruso, en inglés.
-Luis: Profe, ¿cuántas categorías?
-Yo: 5. Las que hay en la pizarra.
-Luis: A mí no me caben.
-Yo: Pues prueba a poner la hoja apaisada
-Luis: ¿Qué significa apaisada?
-Yo: Horizontal, o sea: así (lo demuestro)
-Juan: ¿Qué título ponemos?
-Yo: Prueba con “Food”, que es el que he escrito en la pizarra.
-Fran: ¿Puedo hacerlo a lápiz?
-Yo: No, no puedes. Ya sabes que en el cuaderno sólo se escribe con bolígrafo.
-Jessika: ¿Cómo se dice pepino?
-Yo: He dicho que escribáis el vocabulario que sepáis vosotros. No el que sepa yo.
-Noel: ¿El huevo es una verdura?
-Yo: No, no es una verdura
-Federico: ¿qué título ponemos?
-Yo: Lo he dicho ya dos veces.
-Amanda: ¿Se puede poner “rechicken”?
-Yo: No, porque repollo no se dice así en inglés (risas generalizadas)
-Nieves: ¿Cómo se dice calamar?
-Yo: He dicho que escribáis el vocabulario que sepáis vosotros. No el que sepa yo.
-Jesús: ¿Hay que escribirlo en el cuaderno?
-Yo: Pues a no ser que quieras escribirlo en la mesa...
-Ricardo: Profe, ¿pero, qué hay que hacer?
-Yo: ¿Pero tú te has lavado las orejas esta mañana?
-Nieves: ¿Puedo poner zumo en la categoría de postres?
-Yo: Mejor ponlo en la de líquidos.
-Fran: ¿Puedo poner pollo en la categoría de postres?
-Yo: En este continente, no.

......................................
......................................
......................................
10 minutos después.

-Yo: Bueno, ahora vamos a empezar. Levantáis la mano y vais diciendo palabras; yo las escribo en el encerado. Empezamos con las verduras.
(Levantan la mano 10 alumnos y todos gritan a la vez distintas verduras)
¡Brócoli!
¡Carrots!
¡Salad!
¡Pepination!
¡Eggs!
-Yo: He dicho que los huevos no son una verdura. Y por favor, levantad la mano y esperad a que yo os nombre para decir la palabra porque no tengo 10 orejas para entenderos a todos al mismo tiempo. ¡Arturo, no le pases notitas a María que se las leo al resto de la clase!
-Arturo: ¿Con cuál empezamos?
-Yo: Con las verduras. Empieza tú, Marisol.
-Marisol: Es que se me ha olvidado el cuaderno en casa.
-Yo: ¿Y qué llevas haciendo estos 15 minutos, criatura? A ver, hazlo tú, Pepe.
-Pepe: ¿Quién, yo?
-Yo: Eres el único Pepe que hay en la clase, así que vas a ser tú.
-Pepe: Orange
-Yo: La naranja me la pones en frutas, por favor.
-Juan: Profe, el otro día oí un chiste verde, ¿puedo contarlo?
-Yo: Pues aunque haya verduras de por medio, no, no puedes contarlo.
-María: ¿Ésto cae en el examen?
-Yo: Bueno, puede que tengáis suerte y para entonces esté recuperándome de esta clase en un sanatorio mental, y entonces no habrá examen.

Todos: ¡¡¡¡¡BIEEEEEEEN!!!!!
¡Y luego dicen que tenemos demasiadas vacaciones! yo os aseguro que con cuatro de estas clases al día alguno ya estaría pensando si tirarse al tren o al autobús de línea...

paciencia.

(Del lat. patientĭa).

1. f. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
2. f. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas.
3. f. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho.
4. f. Lentitud para hacer algo.
5. f. Resalte inferior del asiento de una silla de coro, de modo que, levantado aquel, pueda servir de apoyo a quien está de pie.
6. f. Bollo redondo y muy pequeño hecho con harina, huevo, almendra y azúcar y cocido en el horno.
7. f. Tolerancia o consentimiento en mengua del honor.
acabar, consumir, o gastar, a alguien la ~.
1. locs. verbs. Irritarle, enfadarle.
~ y barajar.
1. expr. U. para animar a alguien o a uno mismo a perseverar en un intento después de un fracaso.
probar alguien la ~ a otra persona.
1. loc. verb. Darle continuos motivos para que llegue a irritarse.
tentar de, o la, ~ a alguien.
1. locs. verbs. probar la paciencia.
□ V.
banco de la paciencia
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Increíble pero cierto.

sábado, 9 de enero de 2010

Vivís de mi dinero
Oscar Molina. Clases Medias.12 de diciembre 2009


Paso fuera de mi casa y lejos de mi familia una media mensual de 360 horas (15 días completos), contribuyo al fisco con un 40% de mi salario; entre impuestos directos, indirectos, tasas obligatorias y demás gravámenes, trabajo más de la mitad del año para el Estado. Pago un colegio a mis hijos, mientras financio un sistema de educación pública; me dejo un turrón en una póliza de sanidad privada, pero abono religiosamente mi correspondiente diezmo para que muchos puedan tener cuidados médicos. De lo segundo no me quejo (a pesar de que nadie me lo reconozca) y de lo primero no me quejaría si no fuese porque la educación pública consiste en meter a los niños en fábricas de ignorantes donde sólo se hace hincapié en su adoctrinamiento en un conjunto de paridas sin sentido.


Muchos están peor que yo. Se levantan a las 6 de la mañana, vuelven a casa cuando sus hijos se van a la cama, conviven con la cotidiana amenaza de perder su trabajo y hacen encaje de bolillos para que el fruto de su sacrificio vital les permita llegar a fin de mes.

Y otros, de número creciente, están aún peor. Han perdido su trabajo y conservan escasas esperanzas de conseguir otro.

Todos, de alguna manera, ponemos un montón de dinero para que vosotros, que sois muchos, os alimentéis de nuestra pasta.

Porque vosotros, incompetentes ejecutivos de la nada, mediocres gobernantes de nuestro Estado central, vivís de nuestro dinero. Sois parte un elefantiásico entramado de Ministros, Secretarios de Estado, Directores Generales, y parásitos varios que contáis con un ejército de asesores, viajáis en coche oficial y reserváis Clase Preferente en vuestros viajes privados, con mi dinero. A cambio, resultáis totalmente incapaces de resolver nuestros problemas, no garantizáis nuestra seguridad ni dentro ni fuera de España, no nos protegéis del desempleo, ni prestáis servicio alguno. Sólo se os ocurren normas para coartar nuestra libertad, para vigilarnos, atemorizarnos y decidir qué es bueno para nosotros. Tomáis posesión de nuestra vida pública, privada y de nuestro dinero para complicarnos la vida, y parís normativas orientadas a seguir siendo necesarios, a no permitirnos deshaceros de vosotros.

Por si fuese poco, inventáis problemas inexistentes, enfrentáis a la sociedad reabriendo debates cerrados, legisláis para cuatro, y tenéis la jeta de pagar un sueldo a majaderas de manual sin el menor sentido el ridículo que nos hablan de “acontecimientos planetarios”. Todo con mi dinero.

Vosotros, prebostes de alguno de los diecisiete gloriosos mini-estados autonómicos, también vivís de mi pasta. Unos subidos a cuentos imposibles como la fábula de Aitor, otros mitificando a unos segadores de hace cuatrocientos años. Los demás, a rueda de éstos, os habéis montado un chiringuito de consejerías, direcciones, subdirecciones, patronatos, embajadas y demás máquinas de gastar. Con mi dinero, claro está. Usáis la pasta que yo gano trabajando para fomentar la insolidaridad y sembrar el odio a España; reclamáis la parte que vuestros inverosímiles derechos históricos os adjudican para poder aumentar la pléyade de vuestros deudos, para comprar votos con empleos a dedo. Vivís en la reivindicación permanente que haga andar a una bicicleta que se caería si parara. Vosotros, garrapatas, no resistiríais el mínimo ejercicio de competencia para la obtención de un puesto de trabajo en el ámbito privado, vuestro único mérito es haber medrado en la estructura de un partido político. Y ahora, vivís de mi dinero.

¿Y qué decir de vosotros? Sabandijas de los sindicatos de clase. Liberados del trabajo, la responsabilidad y el cumplimiento del deber. ¿Cuántos sois? Sólo en Madrid, 3200; sólo en Madrid vuestro chollo nos sale a los contribuyentes por 77 millones de euros. ¿Para qué? Para que tengáis el uniforme, el mono o la bata sin estrenar. Para que viváis de una novela en la que sois los únicos personajes, porque no representáis a nadie, sin acudir a vuestro puesto de trabajo. No tenéis afiliados, no defendéis nada, firmáis condiciones laborales de miedo para vuestros presuntos representados, cobráis un canon por los ERE´s, o lo que es lo mismo, sangráis al currito en concepto de “asesoramiento” cuando le ponen en la calle; os dedicáis a hacer política, calláis cuando miles de currantes pierden su empleo por no molestar a otros chupones de vuestra cuerda, y ejercéis la protesta asimétrica según quien gobierne. No valéis para nada, no arregláis nada, no solucionáis nada, no defendéis a nadie, algunos habéis conseguido llevar tan lejos vuestros tejemanejes que acabáis de directivos en vuestras empresas…y vivís de mi pasta.

Y no me olvido de vosotros. Engreídos “creadores”, apoteósicos mediocres del arte presunto, vividores del mérito subvencionado y subvencionable. Vosotros también vivís de mi pasta. Os señaláis la ceja para apoyar sin disimulo a quien os ha puesto en casa, alimentáis vuestra vida regalada de mis impuestos, y además me insultáis. Si no voto al partido que os gusta, podéis llamarme “hijo de puta”; si no comulgo con el Gobierno que os pone el pesebre pedís que se me encierre en un cinturón sanitario; si voto a quien no os mola, me llamáis asesino…todo eso después de que este hijo de puta, asesino y carne de sanidad progre os haya dado de comer con su dinero, a cambio de que produzcáis bodrios infumables que tratan de ganar una guerra 70 años después o que sólo sirven para que alguno pueda liberarse de sus complejos, algunos sexuales.

Habéis conseguido que todo hijo de vecino sea considerado delincuente preventivo y tenga que pagaros cada vez que se compra un teléfono móvil, una impresora, un ordenador…Habéis forzado la máquina de quien tanto os debe como para permitiros reclamar el tributo a quien se bautiza, hace la comunión, se casa o baila en la plaza del pueblo; cualquier día nos sangraréis en nuestro entierro. Vosotros, bucaneros de la creación de medio pelo, no venderíais ni uno sólo de vuestros estofados en el mercado privado, no conseguiríais financiación ni para la décima parte de vuestras piltrafas. La inmensa mayoría de los que vivís de mi contribución y de sirlarme, no seríais capaces de engañar a un inversor para que sufragase las medianías que nos colocáis. Vivís del cuento, y encima os ponéis chulos mientras me metéis la mano en la cartera. Firmáis manifiestos para los que no tenéis la menor legitimidad ni altura moral, y os auto designáis como el “mundo de la cultura”; entregáis rosas por la Paz a los asesinos, os vestís de palestinos entre playa y casino, y no tenéis una puñetera palabra para los que cayeron muertos de un tiro en la nuca, sin poder oler esas rosas que entregabais, mientras pagaban vuestros saraos y se retrataban cada vez que compraban un CD.

Todos vivís de mi pasta y sois muchos, cada vez más. Y nosotros cada vez menos.

increíble.

(Del lat. incredibĭlis).

1. adj. Que no puede creerse.
2. adj. Muy difícil de creer.
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